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viernes, 26 de febrero de 2010

the proyect HAARP




El arpa del diablo





Un proyecto supersecreto de Estados Unidos quedó al descubierto recientemente con la ocurrencia de la primera aurora boreal artificial. Su objetivo es manipular el clima con fines militares y está en fase de puesta en explotación
Hace apenas unas semanas la prestigiosa revista científica Nature publicaba que en marzo de 2004, por accidente, científicos norteamericanos crearon sin pretenderlo una aurora boreal artificial a cien kilómetros de altitud, que fue apreciable a simple vista.
Sin embargo, no era tan casual o accidental el hecho. Lo que parece una curiosidad científica se trata de un error de experimentación, que forma parte de un programa ultrasecreto de las fuerzas militares de Estados Unidos.
Con el nombre clave de HAARP (conocido como ARPA en español) especialistas del Pentágono han estado desarrollando desde principios de la década del 90 del siglo pasado el High Frequency Active Auroral Research Program, destinado al estudio de la interferencia de comunicaciones de todo tipo y a la modificación de la ionosfera para manipular el clima con fines militares.





AURORA ARTIFICIAL
La aurora boreal es uno de los fenómenos atmosféricos más curiosos del planeta. Se forma en el extremo del hemisferio norte, cuando los protones y electrones penetran en la magnetosfera terrestre, la cual es el escudo protector de la Tierra frente a las partículas cargadas de radiación cósmica que llegan desde el espacio.
Al colisionar los protones y electrones con las moléculas de gas de la atmósfera, estas se excitan produciendo una luminiscencia que se proyecta en la ionosfera, la capa más alta de la atmósfera. Este suceso es visible a simple vista en forma de destellos luminiscentes de variaciones verdes, azules y rojas.
Pero lo sucedido en marzo de 2004 en Alaska, cerca de la ciudad de Gakona, nada tuvo que ver con procesos físico-químicos propios de nuestro astro. La miniaurora boreal fue creada artificialmente utilizando un potente sistema militar dedicado al estudio de la ionosfera, la capa más alta de la atmósfera.


El potente campo de antenas que constituye HAARP es en realidad la emisora de radio más potente del mundo. A través de él se han enviado a menudo potentes impulsos de radio (ondas electromagnéticas de alta frecuencia) hacia la ionosfera, con el fin de calentar su plasma.
Este calentamiento artificial no solo altera sensiblemente las transmisiones radiales a frecuencia ultrabaja que utilizan, entre otros, los submarinos a gran profundidad, sino también desequilibra la ionosfera y por tanto las condiciones climáticas del lugar al cual se dirijan estas señales.

ONDAS NOCIVAS
En un artículo publicado por el investigador Michael Chossudovsky en GlobalResearch.ca, y difundido ampliamente por el mundo, el periodista indica que si bien los ambientalistas luchan porque Estados Unidos firme el Protocolo de Kyoto, en este nada se habla sobre el tema de la guerra climática.
La modalidad forma parte de la Iniciativa de Defensa Estratégica y según documentos del Departamento de Defensa bajo su manto la Fuerza Aérea tendría la posibilidad de desarrollar capacidades para el estudio del clima, pero también para provocar fenómenos como inundaciones, huracanes, sequías y terremotos.

El programa HAARP lo opera la Air Force Research Laboratory’s Space Vehicles Directorate. A través de sus antenas se emiten haces de ondas radiales que elevan áreas de la ionosfera, concentrando un haz que calienta esas áreas y que afecta a todo ser vivo o muerto en esa zona.
Los humanos pudieran ver afectadas sus ondas cerebrales por las emisiones de baja frecuencia (entre 3 y 30 herzt) que podrían modificar sus patrones de conducta. De hecho, esto ha sido comprobado en animales salvajes y peces, que se ven obligados a alterar sus rutas de emigración hacia lugares inadecuados y perecen.
En el caso del clima, afirma Chossudovsky, resulta muy curioso que países clasificados por Estados Unidos como miembros del “eje del mal”, hayan tenido una historia similar de alteraciones climáticas.
Corea del Norte, por ejemplo, se ha caracterizado desde mediados de los 90 por una sucesión de sequías, seguidas por inundaciones. Mientras que en Iraq, Irán y Siria devastadoras sequías ocurrieron en 1999, y en Afganistán, en los cuatro años anteriores a la invasión de 2001, la ausencia de precipitaciones destruyó la economía agrícola.
La manipulación climática, según algunos la entienden, podría ser el arma “preventiva” por excelencia, afirma el investigador norteamericano, aunque reconoce que faltan pruebas que relacionen estos eventos climáticos con las capacidades desarrolladas por la Army, y que ya están en funcionamiento.

TELARAÑA SACUDIDA
Lo más peligroso de todo esto es que los científicos aseguran que ningún experimento sería totalmente seguro. La ionosfera que se pretende manipular es un continuum de varias capas muy delicadas y superpuestas, y si una de ellas se pincha o toca un foco de calor, aunque sea minúsculo, estalla y desaparece, con consecuencias imprevisibles.
Expertos como David Yarrow consideran que el foco HAARP actúa como un cuchillo de microondas, ya que al girar la Tierra dentro de una ionosfera fija, su alteración abre una incisión irreparable.
Sería, dice, como una tela de araña inmensa, en la que la ligerísima vibración que se produciría al atrapar una víctima en su extremo alertaría a toda la tela e incluso a la propia araña.
Los efectos de este peligroso programa aún están en estudio. Incluso, solo a nivel de muy entendidos en la materia se discuten sus verdaderas complicaciones y el impacto decisivo que pudiera tener en fenómenos globales como el calentamiento planetario o los sistemas climáticos.
Lo que sí se ha demostrado es que las viejas pretensiones imperiales de dominar el mundo no paran mientes ante nada y HAARP es la mejor evidencia. Un informe del Parlamento ruso de 2002 denunciaba que la Air Force planeaba probar cómo funcionaba el proyecto en Alaska, Groenlandia y Noruega y quizá más allá, y advertía que el mismo estaba fuera del control de cualquier organismo internacional.
Pocos años antes un memorando secreto de la US Air Force especulaba que para el 2025 la capacidad de manipular el clima sería un hecho. Pero la aurora boreal ha dejado al descubierto que la fecha es espeluznantemente más cercana. Para el 2006 el campo de antenas de HAARP estará ya en pleno funcionamiento. ¿Qué pasará entonces?

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